Porque las cosas cambian es el título de la atractiva propuesta presentada por Pepe Sanmartín como trabajo final de estudios (TFE) en la especialidad de producto en Esd Murcia. Un proyecto en torno la comida y los ritos encarnados en los objetos que la acompañan.
La propuesta del joven diseñador es una vajilla “que busca adaptarse a las necesidades de la sociedad actual, a los cambios que han tenido lugar con el paso de varias generaciones, pero tratando de generar una experiencia en torno a la comida y la tradición objetual que la ha acompañado desde siempre”, explica el creativo, nacido hace 23 años en la diputación cartagenera de El Algar.
El proyecto busca la inspiración en “tradiciones como la del ajuar, que durante muchos años ha representado la importancia de las mujeres en el núcleo familiar y como se han servido de la gastronomía, de la comida, para generar un vínculo entre las distintas generaciones que han ido llegando a sus familias. La comida como una excusa para la reunión. También se pretende reivindicar el valor de la artesanía como proceso de producción que dota a los objetos de una singularidad especial, que le permite contar la historia de las manos que están detrás de cada objeto, a través de una imperfección que aporta la emotividad y humanidad que no encontraremos en el producto industrial ”, afirma Pepe Sanmartín, quien acompaña su propuesta formal con un sólido argumentario conceptual.
La vajilla (compuesta por platos hondo y llano, fuente, ensaladera, escurridor, jarra y vaso) ha sido confeccionada en barro rojo con esmaltado en blanco, “creando una dualidad material que nos recuerda tanto a las piezas tradicionales como a esas otras de porcelana, de acabado más fino. El esmalte blanco se sitúa en las zonas que estarán en contacto con la comida, impermeabilizando así cada pieza. En cada pieza, se ha situado una mancha de óxido azul cobalto. Esta sustancia actúa de un modo similar al de la acuarela, esparciéndose por el esmalte, y hace que cada pieza resulte única, pues nunca se obtendrán dos manchas iguales”, señala el joven creativo. Tales manchas cabe interpretarlas como una evolución respecto a las tradicionales decoraciones florales de la artesanía local.
Los prototipos han sido realizados por la artesana Puri Martínez Pujante, que trabaja desde hace más de 25 años en su local en el barrio murciano del Carmen.