El último proyecto fotográfico de Javier Arcenillas expuesto hasta finales de junio en Alhama

Latidoamérica, el último gran proyecto fotográfico de Javier Arcenillas (Bilbao 1973), ganador hace apenas unos meses del World Press Photo 2018 en la categoría proyecto de largo recorrido, puede verse .

Este crudo y excelente relato de la violencia en Centroamérica hace escala en la Región después de su exhibición en Amsterdam, Barcelona, Sevilla, Valencia y Castellón. La inauguración de la exposición contó con la presencia del autor, quien habló otros trabajos realizados en 25 años de carrera como fotoperiodista y documentalista alrededor del mundo, incluyendo su trabajo UFO-Presences ganador del sexto concurso Fotolibro RM este mismo año y candidato al mejor libro de fotografía 2018 de PhotoEspaña.

Centroamérica es uno de los lugares más violentos del mundo con más de 20.000 muertes violentas al año. Los robos y los asesinatos están presentes en la vida diaria, alimentados por una ineficaz política interna, el incontrolable tráfico de drogas hacia Estados Unidos, el conflicto en los barrios de maras o el control de la frontera por los zetas.

La violencia hunde sus raíces en el hambre. El entrenamiento de jóvenes y niños para utilizarlos como sicarios es habitual, atraídos por la facilidad de hacer dinero rápido. Este proceso convierte a los hijos de los estratos más pobres de la sociedad en precursores de la muerte. El 72,8% de las víctimas tienen entre 15 y 39 años.

Javier Arcenillas ha trabajado en la zona durante más de 9 años para llegar a la primera línea de la violencia. Su trabajo realiza un retrato social de las consecuencias, se adentra en los lugares de la muerte, en las familias, el sistema policial y la vida de los sicarios.

Algunas de las imágenes no son muy recomendables para el espectador por su alto contenido violento. A la pregunta de si no le molestaba enseñar la crudeza de un tiroteo el autor contesta: » No pretendo faltar al respeto enseñando imágenes sobre la muerte, como Fotoperiodista mi trabajo es enseñar el problema, hablar de la realidad.

“Nunca he pretendido hacer un trabajo dedicado exclusivamente a notas rojas ( nombre que reciben las informaciones de sucesos en América Latina). Eso hubiese sido demasiado fácil ya que la violencia y las balaceras son constantes y diarias». Yo hago fotos a asesinos y tanto igual a víctimas, pero intento no juzgar. ¿Es culpable el asesino? Si…pero ¿Qué sabemos de ellos? ¿Por qué han llegado a eso? Probablemente sean fruto de una consecuencia y esa consecuencia es la que yo intento averiguar, en una sociedad psicológicamente perturbada. En mi opinión uno de los motivos por los cuales la situación es así es la mala planificación social, y la insuficiente y poco cualitativa educación pública. No creo que se deba invertir en seguridad, sino en educación. Cuando estoy allí realizo mi trabajo para entender y comprender, intento empatizar con ellos y con la situación”, relata el fotógrafo..

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