El masivo éxodo de la población kurda de Irak a comienzos de los años noventa como consecuencia de la brutal represión llevada a cabo contra esta etnia fue documentado por el periodista murciano José Luis Vidal Coy. Una selección de imágenes de aquella tragedia se exhiben ahora en la Universidad de Murcia
La muestra, que puede visitarse hasta el 25 de febrero en la sala Isidoro Valcárcel de la UMU, recopila imágenes de los primeros días del éxodo de los kurdos iraquíes y su entrada en el Kurdistán iraní. El propio Vidal Coy recuerda que en marzo de 1991 las tropas de la coalición liderada por Estados Unidos para desalojar a Sadam Husein de Kuwait dieron por terminada su ofensiva en territorio iraquí. “Animados por la debilidad militar iraquí durante el ataque internacional, las poblaciones descontentas con el dominio suní y baasista se rebelaron, al socaire de la derrota del ejército de Sadam. Los chiíes, en el sur, y los kurdos, en el norte, se alzaron en armas. Sin embargo, las fuerzas reservadas por Sadam Husein le sirvieron para reprimir salvajemente las revueltas inconexas kurda y chií. Al norte, en Kurdistán, la represión fue brutal. En el sur, también”, señala el fotógrafo y periodista.
Las ciudades kurdas fueron escrupulosamente “peinadas” en busca y captura de rebeldes. Las montañas, pueblos y aldeas kurdas fueron bombardeadas a conciencia. Turquía, que también observaba un reavivamiento del independentismo kurdo, cerró su frontera, dejando atrapados a millones de kurdos iraquíes. Un millón trescientos mil de ellos huyó a través de las montañas en dirección a Irán, que abrió sus fronteras para acoger uno de los mayores éxodos del siglo XX.