El festival Sombras abre boca con una exposición sobre Jess Franco, maestro del cine de terror

La edición 2021 del festival de cine fantástico Sombras ofrece como apetitoso aperitivo la exposición Jess Franco y la erótica del horror, que puede visitarse desde el viernes 30 de abril y hasta finales de mayo en el Laboratorio Artístico del Carmen (LAC). Carteles de películas, atrezzo procedente de rodajes y otros objetos constituyen la base de esta muestra en homenaje al prolífico director español de cine de terror.

La exposición exhibe medio centenar de piezas entre las que se incluyen premios, libros, posters, vinilos, objetos personales y de rodaje, videos y audios, junto con una selección de fotografías cedidas por Luis Colombo y Kike Mesa (directores de fotografía de la mayor parte de las películas de Jesús Franco), junto con Pipo Fernández y Carlos Aguilar. El comisario de la exposición es Pedro López, del departamento de artes plásticas de la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Murcia.

La sede del LAC se ubica junto a la iglesia del Carmen, en el barrio del mismo nombre, en Murcia.

Artista irreverente, Jess Franco creó  un universo cinematográfico  inabarcable,  en el que los géneros -terror, noir, cine bélico, erótico, comedia, porno- se mezclaban sin orden ni concierto, dentro del frenético quehacer que le caracterizó. Al final todo llevaba su sello. Fue el director de la segunda unidad de Campanadas a medianoche, a las órdenes de Orson Welles, y llegó a rodar alrededor de doscientas películas a lo largo de su carrera.

Sus películas se rodaron en las condiciones más diversas e imposibles: el concepto presupuesto importaba bien poco; de lo que se trataba era de rodar una y otra vez sus lisérgicas ideas: todo valía. Esta premisa principal se fue amplificando lentamente, hasta dar lugar a un imparable monstruo que reutilizaba sin parar escenas, rodaba tres películas a la vez, dejaba pufos a diestro y siniestro, vendía la misma película como cuatro distintas y, en muchas ocasiones, prescindía directamente de guion alguno.

Desde la muy formal El conde Drácula hasta el establecimiento de un estilo personalísimo, libérrimo e indómito, que desarrolló a fondo en alguno de sus títulos más celebrados, como Necronomicón o Las vampiras, puro cine que a día de hoy sigue resultando tan extraño como fascinante. Sus inmersiones en mundos de caníbales o exorcismos también dieron lugar a unos cuantos artefactos de destrucción masiva, como Mondo Cannibale o Lorna the exorcist.

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