Coincidiendo con el veinte aniversario de su prematura muerte, la ciudad que lo vio nacer recuerda la sólida trayectoria vital y profesional del arquitecto Enrique Carbonell (Murcia, 1950-2003). La sede del Colegio de Arquitectos acoge durante las próximas semanas una exposición en homenaje a Carbonell, tras una sesión inaugural en la que participaron compañeros y amigos del extraordinario proyectista.
La obra de Enrique Carbonell marcó una época y dejó un importante legado en la arquitectura moderna murciana de los años 80 y 90. Ahora, a los 20 años de su fallecimiento, esta exposición ensalza su figura y su amplia producción, tanto de edificación como de interiorismo. Creador de edificios tan singulares como la sede central de Cajamurcia (ahora, CaixaBank) en Gran Vía, las viviendas de la cooperativa Myrtia en Juan de Borbón o la Imprenta Regional, su trabajo fue premiado y reconocido durante toda su carrera.
La muestra reúne alrededor de setenta planos originales, cuadernos de dibujo, escritos y fotografías que comprenden una forma de entender la profesión. Su pasión por la arquitectura se puede ver en sus dibujos a mano, en los planos en papel vegetal, dibujados a rotring, y en sus apuntes. Esto hoy en día es algo que prácticamente ha desaparecido de los estudios donde predominan las infografías y el dibujo asistido por ordenador.
En esta exposición el dibujo es el protagonista pero también la fotografía del proceso de obra, las maquetas que muestran la riqueza volumétrica de los proyectos de Enrique Carbonell y ciertos objetos personales que acompañaron a este arquitecto murciano durante su trayectoria profesional.
El día de la inauguración, en una mesa redonda, compañeros y amigos relataron su experiencia profesional y personal con Enrique Carbonell, en el contexto de la arquitectura y el arte en los años 80 y 90 en Murcia. En ese coloquio participaron el arquitecto y miembro de la Real Academia de San Fernando Rafael Moneo (a través de un video); Alfonso Albacete, pintor y miembro de la Real Academia de San Fernando; Francisco Jarauta, catedrático de Filosofía de la Universidad de Murcia; y Juan Antonio Molina Serrano, también arquitecto y autor años atrás de un texto dedicado a Carbonell con el encabezado La elegante heterodoxia, el mismo que se ha empleado ahora para la exposición retrospectiva, que puede visitarse hasta el próximo 24 de enero.
La mayoría de los fondos que ahora se exhiben proceden del fondo del arquitecto, que fue donado por sus hijos en 2020 al Archivo General de la Región de Murcia.
Enrique Carbonell Meseguer nació en Murcia el 22 de febrero de 1950 y falleció el 15 de enero de 2003. Desde joven vivió de cerca la arquitectura y la construcción junto a su padre, Enrique Carbonell Ruiz, aparejador, y su tío Daniel Carbonell, arquitecto. Cursó sus estudios en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Valencia, donde además trabajó en diferentes proyectos, y en 1976 volvió a su ciudad natal, donde desarrolló casi toda su carrera.Su obra más destacada es, probablemente, la sede central de Cajamurcia. Este proyecto, realizado junto con el arquitecto José María Torres Nadal, mereció el primer premio del concurso público convocado en 1976, con los arquitectos Francisco Javier Sáenz de Oiza, José Antonio Corrales y Helio Piñón como miembros del jurado. Terminado en 1983, el inmueble se ha convertido en un icono de la arquitectura murciana contemporánea.
Colaboró profesionalmente con algunos de los grandes arquitectos que han trabajado en Murcia. Además del citado Torres Nadal, compartió trabajo y amistad con Vicente Martínez Gadea y Juan Antonio Sánchez Morales, coautores con Carbonell del conjunto de viviendas de Alcantarilla y de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Murcia, respectivamente. Mención especial merece la colaboración con Rafael Moneo con quien codirigió la obra de ampliación del Ayuntamiento de Murcia, el ahora conocido como Edificio Moneo.
Otro aspecto destacado de su obra fue el diseño, decoración y reforma de locales comerciales, entre ellos los bares Los claveles y La madrileña o las tiendas de ropa Platería 43 y Antonio Zamora, que marcaron época en los años 90.
Aun siendo breve, su trayectoria profesional fue reconocida con numerosos galardones, destacando los premios obtenidos por las viviendas de promoción pública de Alcantarilla (1989), el bar Los Claveles (1989), el edificio de viviendas junto al Puente Viejo (1995) o por una residencia unifamiliar de La Garrobera, en Cehegín (1999).