Salvador Marín es un tipo raro. Este ilustrador murciano “zurdo y muy ácido” ha logrado en pocos años crear un rico universo gráfico amparado bajo la marca El tipo raro, a través de la que comercializa sus dibujos en formato lámina o aplicados en prendas informales.
Nacido en Molina de Segura en 1988, Salvador Marín estudió Publicidad y Relaciones Públicas en la UCAM, periodo formativo que le sirvió para adquirir conocimientos para el diseño gráfico “que me fliparon en su momento y sigo utilizando; además, me rodeé de personas jodidamente maravillosas, que aún me inspiran”, afirma. Mucho antes de esta etapa, el virus artístico ya lo tenía inoculado: “Mi padre dibuja muy bien y a nivel técnico es una bestia y mi madre es una luchadora nata, además de una mujer muy creativa; con esta premisa inicial, mi sueño de dedicarme al arte nació rápidamente”, recuerda.
“Con el diseño encontré un camino laboral rápido y que me gusta. Pero ese no es mi sueño. Así que con lo aprendido fusioné lo que sabía a nivel de dibujo físico y me mudé al dibujo digital. Durante años estuve buscando mi estilo, mi valor añadido como artista. Mientras tanto, trabajaba en imprentas y sin darme cuenta allí ya estaba aprendiendo parte de mi valor añadido: el color. Me obsesioné con el estudio de la impresión y cómo conseguir un gamut (gama) de colores RGB en mis impresiones digitales”, explica.
Mezclando retratos de línea clara y de una contenida perfección con fondos que rememoran las abigarrados escenarios que creaba Keith Haring, Salvador Marín está en el camino de alcanzar un estilo propio y muy singular, muy influenciado además por su propia peripecia personal, que dio un giro radical al conocer a su pareja y tener, dos años después a su hijo Enzo.
A partir de ese momento, “empecé a dibujar como un loco con el único propósito de tener muchas obras para dar a conocer y vender ilustraciones firmadas; más tarde apareció la marca de ropa (camisetas y sudaderas estampadas) y las ilustraciones personalizadas”, afirma el creativo, quien parece tener claro el camino a seguir: “Tenemos ideas muy, muy guapas para el raro futuro que se aproxima; esto acaba de empezar”, concluye